El Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (MoPaSSol) expuso un extenso informe respecto de las bases militares estratégicamente ubicada en nuestra región. Se trata de enclaves estadounidenses y también de otros varios países de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). A continuación exponemos en APAS un acercamiento a ese trabajo.
El informe se realizó en el marco de una “investigación iniciada hace dos años con la mira puesta en la necesidad de disponer de datos fehacientes en los que sustentar la Campaña contra las bases militares extranjeras en la región cuyo lanzamiento tuvo lugar en enero de 2010”.
Asimismo, desde MoPaSSol afirman que “los datos consignados se apoyan en fuentes concretas de distinto tipo”, tanto información recibida por parte de organizaciones y/o investigadores de distintos países; como también algunas “informaciones incompletas”, pero que en el articulado final de los datos, el número expuesto de de bases corresponde solo a “aquellas sobre las cuales hay suficientes elementos para probar su existencia”. Sin embargo, desde el colectivo afirmas que “desde que comenzamos este seguimiento el número de enclaves militares extranjeros abiertos o encubiertos, se ha multiplicado y continúa creciendo”.
“No todas las bases tienen un tamaño similar”, se expresa en el informe. “Algunas son muy pequeñas y otras de gran extensión; unas son bases militares de las fuerzas armadas del país sede, las cuales, por convenio o de facto, son utilizadas por las potencias de la OTAN. Pero todas forman parte de un mismo entramado bélico capitaneado por Estados Unidos. En ciertos casos no alojan en forma permanente ni un solo soldado extranjero”.
Respecto de los modos de acción en las bases, explica que “presenta formas muy variadas” como “la lucha anti droga en México o Guatemala”, ó las “maniobras militares conjuntas que se realizan con participación de EEUU en territorio continental o incluso en alta mar en unidades de la IV Flota”.
Uno de los objetivos del informe es alertar sobre esta “forma de guerra preventiva” peligroso para un “continente latinoamericano y caribeño” que para enfrentarlo debe crecer “en unidad e integración regional para asegurar la paz y la cooperación y no la confrontación entre los países”.
El informe destaca que en Bolivia no hay bases militares extranjeras ya que “constitución Política del Estado aprobada durante el gobierno de Evo Morales lo prohíbe expresamente”. En Ecuador tampoco habrían tras la retirada de Estados Unidos de Manta.
En Guatemala tampoco hay bases registradas pero sí movimientos de “militarización del combate anti drogas (Iniciativa Mérida)”.
En el otro extremo está Colombia. Tiene 8 bases en su territorio. El 30 de octubre de 2010 el gobierno suscribió un convenio de cooperación militar con Estados Unidos “en el cual se consignan “la base Aérea de Apiay en el Departamento del Meta; la base Aérea de Malambo en Barranquilla; la base Aérea de Palanquero en Puerto Salgar; la base Aérea de Tolemaida en Tolima –este es el fuerte militar más grande de Latinoamérica-; la base Naval de Bahía Málaga en el Pacifico colombiano; la base Naval de Cartagena, en la costa del mar Caribe; y las bases aéreas de Tres Esquinas y Larandia en Caquetá”.
En Colombia se agrega “el uso del puerto de Turbo -muy cercano a la frontera con Panamá- para aprovisionamiento de la IV Flota.
En el recuento país por país, se destacan los siguientes datos:
En Argentina encontramos dos bases: una “en el archipiélago de Malvinas” ocupado por Gran Bretaña. Se trata de “la Fortaleza de la OTAN en Mount Pleasant, Isla Soledad. Su pista mayor tiene una longitud de 2.600 metros”. Se trata de “la fuerza más importante de la OTAN en esa región”.
La otra, es un “terreno autorizado para el uso de Estados Unidos por el ex gobernador de la provincia de Tierra del Fuego, en la localidad de Tolhuin”.
Además, en febrero de 2012, se hizo pública “la instalación de un Centro Anti catástrofes y Ayuda Humanitaria, financiado por el Comando Sur del Pentágono” en Resistencia, provincia del Chaco. “El Centro dispone de un radar y equipos de comunicación” que habilitan la suposición de que esa pueda actuar como “centro de control y espionaje al servicio de los proyectos imperiales”.
“Su instalación responde a un programa impulsado por la Junta Interamericana de Defensa (JID) que incluye en sus planes la coordinación e implementación de centros similares en otros países del continente y ha sido objetado por el gobierno nacional argentino que cuestiona el papel de la JID en estos temas”, se explica en el informe del MoPaSSol.
En Aruba existe la base aérea Reina Beatriz, de Estados Unidos; en Belice hay un espacio para entrenamiento de efectivos de Gran Bretaña.
En Costa Rica existen dos bases aérea de Estados Unidos, además de la “invasión de buques y miles de soldados estadounidenses autorizada por el gobierno y el Parlamento nacional en 2010”. En ese país, la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados denunció que en Liberia, Washington “reactivará y financiará un radar”.
En Cuba se sostiene aún la base usurpada por Estados Unidos en Guantánamo; en Curazao hay una del mismo país, lo mismo que en Chile, instalada en Concón con autorización del gobierno de Sebastián Piñera. Igual cantidad y procedencia en El Salvador, en la zona de Comalapa;
En Guadalupe, el MoPaSSol registró “dos bases militares de Francia (OTAN)”, en en el mar Caribe, territorio que “forma un departamento de ultramar de Francia y una región ultraperiférica de la Unión Europea”. “A 600 km al norte de las costas de América del Sur y al sureste de la República Dominicana, se encuentra el 41º Batallón francés de la Infantería de Marina, además de aviones, helicópteros y efectivos de la Fuerza Aérea”.
Martinica es un caso similar con dos bases francesas, con presencia del Ejército, el 33º Regimiento de Infantería, la Marina de Guerra. Ambos países sirvieron como escala durante la Guerra de las Malvinas y la invasión de Granada.
En Guayana Francesa “se concentran tropas principalmente en Cayena, San Juan de Maroni y otros lugares” y la base “más importante es la Aeroespacial francesa en Kourou, ahora gestionada por la Agencia Espacial Europea (…) Está preparada para el lanzamiento de satélites con objetivos diversos (y para) la observación y el control de todos los países de la región”.
En Haití hay tropas y naves de la IV Flota estadounidenses con un número no especificado de agentes, y desde 2004 está presente la “MINUSTAH”. Además este país padece “la invasión de más de 20.000 efectivos con motivo del terremoto de enero de 2010 (…) y todo su territorio puede considerarse una gran base militar extranjera”.
En Honduras hay tres bases estadounidenses: en Palmerola, en Puerto Lempira y una en construcción en el Departamento Islas de la Bahía.
En México la militarización responde a los operativos de “la lucha anti drogas con la intervención directa de los Estados Unidos”, fundamentalmente a partir de “la Iniciativa Mérida, firmada el 30 de junio de 2008 entre los presidentes Bush y Calderón”. Además, en 2011 se conoció “la creación de dos bases militares en la frontera con Guatemala”. En ese mismo año se inauguró la construcción de la Academia Estatal de Formación y Desarrollo Policial, en San Salvador de Chachapa, obra que convierte una reserva ecológica en reserva militar”.
Otro caso fuerte. En Panamá hay doce “bases aeronavales en ambas costas”. Además, MoPaSSol recibió “denuncias, sobre otras bases militares proyectadas”.
En Paraguay hay dos: “en Mariscal Estigarribia, en el Chaco paraguayo” y otra en Pedro Juan Caballero (Base de la DEA estadounidense), en la frontera con Brasil.
En Perú “se menciona desde hace varios años la existencia de tres bases militares de Estados Unidos”, en “Iquitos, Nanay y Santa Lucía”. Además, “en virtud de los acuerdos entre el Gobierno peruano y los Estados Unidos, a partir de 2006 ambos Estados incrementaron sus acciones de cooperación militar en el entendimiento común de que el “narcoterrorismo” constituye una “amenaza asimétrica” que justificaría la asistencia militar de Estados Unidos “sin condicionamientos”.
En República Dominicana por dría existir un asentamiento militar estadounidense, pero MoPaSSol aduce que no pudo confirmar la información. Sin embargo, si se pudo constatar que organizaciones progresistas y de izquierda del país “llaman a impedir la construcción de una base naval” patrocinada Washington en el extremo sureste del país.
“En síntesis”, según se aclara en el informe, sin contar Puerto Rico, “son por lo menos 47 bases militares extranjeras en funcionamiento, o en construcción vinculadas por vía aérea y marítima con la IV Flota naval re-activada desde 2008″.
El informe se puede consultar completo en el sitio del Centro de Estudios y Documentación sobre Militarización (Cedomi / Mopassol) www.mopassol.com.ar
Allí también puede verse desglosado el caso del Puerto Rico, de un tenor y complejidad particulares.
martes, 29 de mayo de 2012
Bases militares extranjeras en América Latina
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