viernes, 13 de julio de 2012

La alianza estratégica Brasil-Venezuela — www.jornada.unam.mx

En un lenguaje indirecto los estrategas brasileños insinúan las razones de fondo de esta alianza. Venezuela es la primera reserva de petróleo del mundo, la tercera de bauxita, la cuarta de oro, la sexta de gas natural y la décima reserva de hierro. En el estado brasileño de Roraima, fronterizo con Venezuela, están las mayores reservas de oro, niobio y estaño del mundo, además de importantes yacimientos de torio, cobalto, molibdeno, diamantes y titanio, según el Inventario Mineral del Escudo Geológico de Roraima, realizado por el Ministerio de Minas y Energía en 2003.

Pero lo más importante es que esa región alberga los mayores yacimientos de uranio del mundo, compartidos por Brasil, Venezuela y la Guayana Esequiba, zona en disputa desde 1966 entre Venezuela y la República Cooperativa de Guyana, ex Guayana Británica. Desde 2009 empresas canadienses explotan yacimientos de uranio en esa región, algo que no es visto con buenos ojos por Caracas y Brasilia.

La alianza estratégica tejida bajo el gobierno de Lula busca darle mayor densidad económica, demográfica y política a una de las zonas de mayor importancia geoestratégica del continente. En primer lugar, se trata de una alianza integral, que aborda desde la integración productiva en agroindustria, construcción civil, minerales y metalmecánica, que pasa por la cooperación entre las zonas francas de Manaos y Puerto Ordaz, hasta la infraestructura y la formación de cuadros.

Brasil está contribuyendo a promover el desarrollo industrial de Venezuela para que disminuya su dependencia de las exportaciones de petróleo, de las importaciones de 70 por ciento de los alimentos que consume y de la mayor parte de los productos industrializados, a través de la articulación de las cadenas productivas de ambos países.

En segundo lugar, fortalecer a Venezuela y ocupar la zona fronteriza es una respuesta al Plan Colombia (o sea al Comando Sur), cuya zona de expansión natural es precisamente la Amazonia y, de modo particular, la cuenca de los ríos Orinoco y Amazonas, además de la región andina.

En tercer lugar, Venezuela tiene una fuerte relación económica con China y se abastece de armamento ruso, pero ninguno de esos vínculos es excluyente respecto de su alianza con Brasil. Las multinacionales brasileñas de la construcción, como Odebrecht, realizan importantes obras en Venezuela y a través de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) se trabaja en proyectos de equipamiento militar.

Se acercan tiempos turbulentos. Una muestra son las declaraciones de Evan Ellis, del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, adjunto al Pentágono, sobre las relaciones sino-venezolanas: “En la era de la globalización, tener como consejeros a banqueros chinos es el equivalente de tener consejeros militares de la Unión Soviética en Cuba y Nicaragua durante la guerra fría” (Miami Herald, 9/7/12). ¿Será por eso que militares brasileños celebran el ingreso de Venezuela al Mercosur, a la que consideran la primera línea de defensa de Brasil? (Defesanet, 25/6/12).

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